Hace algo más de una semana, me
encontraba en el concierto de Calle 13 que organizó el Canal Capital en la Plaza
de Bolívar, lugar más que significativo para Bogotá. Me llamó mucho la atención
el montón de jóvenes que, aglomerados, gritaban cosas en contra del gobierno. Arengas
por delante, arengas por detrás, arengas a los lados… No era cosa de la cual
sorprenderse ya que el evento daba para eso. Porque Calle 13 es una banda
contracultural y revolucionaria, o al menos eso es lo que hacen creer a su
público.
Lo que me tiene sorprendida y de
mala manera es que el cambio que tanto se pregonaba en ese concierto, en las
elecciones de hoy no se hizo sentir. Entonces me pregunto, ¿de qué les ha
servido protestar como leones durante todos estos años si siguen votando como
corderos por los mismos badulaques de siempre?, ¿de qué les sirve postear
cuanta cosa contra el sistema establecido encuentran por internet si el día en
que su voz se puede escuchar (al menos según lo dice la constitución) prefieren
hacerse a un lado y no participar?, ¿y por qué siguen creyendo que el voto en
blanco es la solución mágica para los problemas del país? Yo no quiero
generalizar, pero ese es el pensamiento promedio de la mayoría de los ciudadanos
colombianos. Y es triste.
Es decepcionante que el grueso de
la población haya votado por un personaje como Óscar Iván Zuluaga. Decepciona pero
a la vez no es diferente al resultado esperado, desde que tengo memoria han
desfilado por la Casa de Nariño unos petimetres que para qué les digo. Gaviria,
elegido a dedo sin el menor criterio por el hijo mayor de Luis Carlos Galán, arrodillándosele
a Escobar, paradójicamente el asesino de su padre. Samper y su proceso 8.000. Pastrana,
entregándole medio país a las FARC. Uribe, nada más que agregar que su
apellido. Y Santos con sus falsos positivos (con los de Uribe, cuando “Juanma”
era su ministro de defensa) y buscando votos en cierta iglesia cristiana capitalina cuyo nombre no diré. Dejemos así antes de que me indigeste, más. Porque
en este punto debo hacer especial énfasis en uno de estos señores, el más
nefasto, el peor de todos. Álvaro Uribe Vélez.
Debo concentrarme en este
personajillo, para el que todo mi repertorio de palabras insultantes no es
suficiente, porque es el mentor de quien, si no nos ponemos las pilas, puede
llegar a ser el próximo presidente de Colombia. A ver, es que es jodidamente
obvio, habría que ser ciego para no darse cuenta de quien manejará los destinos
de la nación por debajo de la mesa si Zuluaga llega a subir. Empezando por el
nombre y logo del partido político que lo representa. Por favor, se pensaban
hacer llamar “Uribe Centro Democrático”, aunque de centro y democrático no es
que tuviesen mucho. Y el logo es un derivado de la foto que usó Uribe para su
campaña de 2002, así como su eslogan “mano firme, corazón grande”. ¿Y quieren
que les recuerde todo lo que pasó en los ocho años de mandato del doctor Uribe?
Pues no lo haré, porque es algo que ustedes deberían haberse grabado con fuego.
Me indigna sobremanera vivir en
un país en el que la gente no tiene memoria, o la tienen pero para lo que les
conviene. “Es que gracias a Uribe pudimos volver a viajar por carretera”. ¡Qué
argumento tan pueril! Carajo, ¿de qué les sirve poder viajar por carretera si
no tienen ni con qué comer, si les toca casi arrodillarse con fríjoles en las
rodillas para que los atiendan en una EPS? ¡Piensen por una maldita vez! Y si
no lo entienden, vayan, sálganles con esa perla a las familias de los miles de
desaparecidos por causa de los falsos positivos, quienes de seguro están más
que agradecidos con que ustedes hayan votado por el señor Zuluaga.
En cuatro años, cuando el muñeco
de cera aquel continúe con el legado de su titiritero y siga volviendo nada
esta pobre patria, espero con toda el alma que les dé vergüenza a los que
votaron por él, y que les dé más vergüenza a los que votaron en blanco pensando
que así se generaría un cambio, porque lo único que hicieron fue contribuir a
que ganara esta primera vuelta. Y peor aún, que no vuelvan a salir de su casa
por temor al escarnio público los que NO votaron. Los he de ver.
Pero, confiando en que las cosas
se den y haciendo todo para que sucedan, yo ya no estaré aquí para presenciar
semejante espectáculo. Porque en momentos como este, (sí, José Luis, le estoy
hablando a usted) me dan ganas de mandar la universidad al carajo y largarme de
este país de una buena vez para jamás volver. Porque con resultados como los de
hoy, me queda muy claro que no merece la pena regresar a tratar de arreglar esta
vaina. ¿Para qué me molesto? Porque como bien lo diría Fernando Vallejo, ¿para
qué gastan las bombas nucleares en pruebas en los desiertos? Que las pongan
acá, que su epicentro sea la Plaza de Bolívar, a ver si empezando de cero las
cosas cambian.
Bienvenidos a Colombia, país cuya
única tradición son los errores. ¡PAÍS DE MIERDA!
Para terminar aquí les dejo un regalito que, si bien no fue hecho pensando en Zuluaga, bastante le cala:
Nota aclaratoria:
Al pensar en Santos se me vienen a la cabeza todas
las bestialidades que ha hecho en estos cuatro años, sin embargo, reconozco
cosas buenas en su gobierno. Por ejemplo, que haya restablecido relaciones con
Venezuela. Y lo más importante, que se le volteó a Uribe. En cambio, al pensar
en ese tipo pasan por mi mente ocho años de cagadas monumentales. Ahora, tenga en cuenta que yo no
soy partidaria de Santos, pero en este caso debo decantarme por el menor de los males (¡como si hubiese opción!). Así que considero que ahora que Zuluaga y Santos se van a
segunda vuelta, hay que votar por este último, no hay nada que hacer al
respecto. Simple y sencillamente para que no quede Zuluaga, o más bien, para
que el HIJO DE UN CONTAINER LLENO DE PUTAS de URIBE no tenga un tercer mandato,
porque eso sería catastrófico para esta pobre nación, por todas las razones que
a usted se le puedan ocurrir. Tenga esto en cuenta para las próximas
elecciones. No se le olvide NO votar en blanco, y VOTE, por el amor de
Jesucristo, ¡VOTE!
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